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Reflexión al proceder correcto

  • jarssports
  • Sep 29, 2020
  • 3 min read

En la siguiente reflexión a la que doy inicio en este editorial, se debe a un hecho peculiar, que fue de origen providencial, por las razones inequívocas que evidencia la mano de nuestro Creador.


Los otros días en un pequeño desacuerdo con un amigo, y en el cual el juicio de mis pensamientos había determinado que (por supuesto) yo tenía la razón, tomé acción inmediata al presentar mi desacuerdo, mostrando de una forma evidente mi molestia, claro todo esto fue a la raíz del suceso, por lo cual al paso de unas horas ya mis pensamientos se encontraban dirigidos por otros caminos, encumbrados a lo mejor en un ideal noble, de procedencia industrial, porque a la verdad, casi todo mi tiempo libre, fuera del que dedicó a mi familia y la fe que profeso con orgullo, trato con mis hermanos y mi más cercanos amigos de reinventar continuamente la forma de producir y contribuir con el progreso económico de mi comunidad.


Pero continuando con el tema, debo de admitir que desafortunadamente debido al orgullo intrínseco de cada uno de nosotros, manchamos de lodo cenagoso todas nuestras acciones, referente al momento circunstancial que marcó con hostilidad nuestras diferencias.


Quiero tomar la responsabilidad de admitir públicamente de que en ese caso particular, yo estaba equivocado, no solamente por el hecho que discutíamos sino más bien por la forma en la que reaccione a la diferencia de pensamiento.


Está determinado por las ciencia de que todos y cada uno de nosotros hasta en los gemelos que son genéticamente idénticos, somos diferentes, tenemos huellas digitales que nos diferencia, también han descubierto que nuestras pupilas están forjadas por detalles únicos y peculiares que pertenecen a cada uno de nosotros.


La diferencia es evidente entre todos y cada uno de los seres humanos, pero en esa diferencia es que se encuentra la belleza de la diversidad que nos compone.


Como pude actuar imprudentemente por molestarme ante alguna imposición de trascendencias adversa, acaso no estamos llamados a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismo.


Confieso que en muchos momentos me siento falto, por la rapidez con la que trato tantas actividades y relaciones, por lo comprimido de nuestro contado tiempo , quiero aprovechar la presente para pedir disculpas sinceras a todos los que de alguna forma se han visto afectados por mis acciones, y en aquellos que me escuchan despertar la conciencia para que no cometan el error que me contrista.


Por eso debemos resaltar las diferencias apoyándonos todos, derribando las barreras que nos separan y forjando un camino de bienestar para las generaciones futuras.


Quiero concluir con un poema que escribí hace algunos años:


Muchas veces argumentamos

sin siquiera haber pensado

para luego meditar

que no debimos hablar

esto es una realidad que la gente tacar

porque en nuestra tosquedad nunca queremos dar

aquella sin igual, paga moral

más yo en mi pensar, creo que el meditar

es un gran don de Dios de ayuda sin distinción

para que así todos entendamos que todos somos hermanos

y que a veces a la hablar aplastamos sin piedad

todo un monumento que se ha levantado con el tiempo

a veces nuestras emociones nos precipitan el vuelo

para así tirar al suelo

aquel al que siempre estado junto a nuestro lado

sino que tuviésemos un momento para pensar que en el tiempo sufrimos y gozamos en la compañía de nuestros hermanos entenderíamos entonces

que nuestra lengua es el bronce que a lacerado a muchos en contiendas y discursos!


By Angelo Contreras

 
 
 

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