Reencuentro anhelado

Hace unos días de una forma providencial, en la cual por la gracia de mi Dios soberano, contestando esa oración especial en la cual pedía volver a saber de mi muy querido y recordado amigo Máximo Cerrano, como lo he hecho por todos mis familiares, amigos y conocidos (incluyendo por supuesto mis muy amados hermanos en la fe) el poder verlos nuevamente o tan solo escuchar sus voces, respectivamente, y en el peor de los casos saber cómo se encuentran.

Esperanzado en que se encuentren bien, y que podamos enterarnos mutuamente de todos los hechos acontecidos a lo largo de todos esos años que han pasado, y podamos informarnos de una forma concisa y paulatina hasta de los más íntimos detalles de nuestro peregrinaje.

Tuve el gran placer y privilegio de escuchar la voz de Máximo, el cual tuvo la diligente gentileza de contactarme, lo cual agradezco a mi Señor todo poderoso!

Luego del saludo pertinente que correspondía después de tanto tiempo, con las ansias que acompañan el tratar de expresar el aprecio a la amistad brindada con esmero y exclusividad, y como el tiempo y la distancia se encargaron de reducir a simples recuerdos tantos momentos tan apreciados!

Reconociendo que estamos viviendo en tiempos sin precedentes, en la que una pandemia asesina acosa al mundo entero y nos subyuga al encierro.

Precisamente por tan extraño detalle que envuelve a la humanidad en estos tiempos, creo que hizo resaltar más lo especial del encuentro a distancia con mi gran amigo.

Debo de mencionar que recuerdo como si fuera ayer los momentos de alegrías que pasamos.

Recuerdo claramente como al acercarme a la casa de Máximo y escuchar la música a viva voz, particularmente salsa y en algunos de los momentos más extraordinarios, Bob Marley.

Al oír la música sabía que Máximo estaba en un estado de esa alegría natural que tanto lo distinguía, y que sabía expresar fácilmente atreves del amplio conocimiento que tenía del género que disfrutáramos en ese momento particular.

Recuerdo con alegría las constantes anécdotas de artistas conocidos o de momentos trascendentales en la vida de Máximo, por que como hombre mayor que yo, dio directrices a mi camino y Dios lo utilizó como instrumento al fundar pilares de mi personalidad.

No creo que sea necesario dar detalles determinados de cosas que a la verdad no tienen importancia, pero quiero distinguir especialmente el cariño que envolvió nuestra amistad y como de una forma exclusiva y sin prejuicios, se dedicará a guiarme y cuidarme en tan inestable sociedad a la que pertenecíamos en ese entonces, y creo que no allá cambiado mucho!

Debo de confesar que me sentí totalmente ingrato, al envolverme en mi vida personal y que los años pasarán como días por tanto tiempo.

Claro, lo llevaba prendido en mi corazón y siempre pedí a Dios por su bienestar.

Debo de manifestar de qué he sido muy privilegiado a lo largo de mis días, porque Dios me ha dotado de tantas personas, de tantos amigos de mi niñez con los cuales tengo todavía contacto, y que con muchos de ellos he fortalecido la amistades y hemos hecho más profundo el compromiso y la promesa de colaboración, que es la que me lleva hoy día a tener esta plataforma para poder escribir, expresando con belleza literaria mis sentimientos y todas las cosas que Dios me permite percibir.

Son tantas cosas que pudiera escribir, qué sin mentirles podrían llenar unos dos o tres libros, pero eso lo dejaremos al tiempo en la forma de cómo Dios usa nuestro genio creativo del artista, para poder transmitir todas las cosas que hemos vivido.

Pero simplemente me resta expresar,

que es lo que quiero verdaderamente resaltar,

es a la bondad de mi Dios maravilloso,

que momentos de soledad y de desaliento,

siempre nos brinda todo lo necesario en cada momento.

Quiero aprovechar este momento para darle gracias a Dios por todas las personas que me rodean, mi amada madre, mi adorada esposa y mis hijos del alma, por tener como mi mejor amigo a mi hermano, por todos mis primos que fundaron la base de la amistad que perdura, y a todos mis amigos de la niñez, especialmente a todos los amigos del Tropical y Dominicanos Ausentes, pidiendo disculpa que no mencione los nombres uno a uno, por la lista tan larga que envuelve, pero el cariño es verdadero para todos.

Sin dejar de mencionar aquellos amigos del alma que han partido hacia la eternidad!

A todos esos grandes amigos que encontré aquí en la ciudad de Nueva York, que me adoptaron como hermano, que me dieron amor, ayuda y distinción.

Por todos y cada uno de los que he conocido en las iglesias a la que he pertenecido y he estado, gracias! Y que Dios nos permita dar gloria a su nombre a través de la adoración de su hijo el señor Jesucristo.

Quiero saludar especialmente a mi gran amigo Armando Rodrigo, un fuerte abrazo, gracias por tu colaboración y tu amistad incondicional.

Dándole gracias a ustedes, pero sobretodo dándole gracias a Dios!

Los quiero y los extraño!

Por Angelo Contreras