La alegría de Dios

Con el mayor respeto que pudiera alguien alguna vez brindar.

Ese es el respeto que yo otorgó a las palabras que me han de proseguir, y a las que quiero, que ustedes, mis queridos amigos lectores, concedan igualmente!

Oh maravilloso Dios y Señor, Tú nuestro hacedor, ya que fuimos creados a tu imagen y semejanza, debemos de otórgate a ti, y únicamente a ti, la facultad de que podamos divertirnos con alegría y felicidad. Sintiendo placeres únicos e inexplicables, por lo diverso de los medios que tú usas, para llevarnos a experimentarlos, y de la forma que tú mueves nuestro sistema auto espontáneo, para que sea diferente, en cada momento y a cada destino. Porque así te plació.

Determinando, que en el género humano, no hay un patrón definido, cómo solamente tú, majestuoso Rey y señor, puedes hacerlo!

Diversamente espectacular!

Siendo tú, el que abre la puerta de la Paz, que es el hogar, donde habita la felicidad.

No podemos de dejar de exclamar con gran verdad, glorias sean dadas a ti, bendito Dios y Señor, por tu gracia, misericordia, sabiduría y Majestad!

Ahora y cambiando de tema, caminando por diferentes veredas.

Cuando alguien con la mayor suspicacia e imaginación, con una gracia distintiva, que despierta por doquier el humor, usando, muchas veces, situaciones de la vida diaria nos sorprenden y explotamos en carcajadas, por lo gracioso de su contenido, que despierta la estructura interna de nuestro sistema humorístico, con el cual Dios nos dotó.

Entonces somos adsorbidos por ese estado irresistible de relajación, que nos conduce, entre otras cosas a la despreocupación y la complacencia, que sin la firmeza de convicción, fácilmente nos desvía del camino, y nos encierra en una terrible prisión.

Por eso al hablar del humor, todos queremos estar del lado bueno del tal y lo apreciamos tanto, tanto que en una reunión familiar o de amigos, sobresale aquel que es alegres y jovial, que cuentan chistes por doquier, haciendo reír a muchos.

Es tal la distinción que se le otorga a aquel individuo, que es llamado “el alma de la fiesta“, su gracia y carisma, son los elementos que más hacen brillar, a aquel que lo practica, como forma de expresión, de su alma y corazón.

Hoy día el humor representa un negocio multimillonario, que ha alcanzado dimensiones inimaginables, y es un producto que domina casi todas las áreas de la gran industria del entretenimiento.

Lo menciono únicamente para que tengamos en cuenta, la trascendencia de su importancia Por lo cual tenemos que aceptar, indiscutiblemente, que todos preferimos reír, antes que llorar.

En otro renglón, tenemos que reconocer, que la multiforme sabiduría de Dios, en todas las áreas de lo creado, que nos lleva a experimentar una infinita variedad de disfrutes, que van desde lo más sublime, hasta lo más trivial, nos dejan perplejos y asombrados por la impredictibilidad de su desenvolvimiento.

Disfrute, placer, alegría y felicidad, creó sin temor a equivocarme, que en estas cuatro palabras, se encuentran encerradas, casi, todos los anhelos del corazón humano, y todos estos, tienen su origen en Dios.

Pero nuestra maldad confunde la realidad.

Ciertamente no tenemos una gran cantidad de detalles, sobre toda esa maravillosa vida, la que Dios preparó en el huerto del Edén, un paraíso literal, para que ellos que fueron los primeros creados por El.

Pero lo que sí sabemos es, que ellos tenían una comunión tan perfecta con Dios, que los llevaba a experimentar todas estas cosas, en un grado de perfección, tal cual nosotros, de este lado de la eternidad, no podremos nunca experimentar.

Si pensamos en todas las actitudes adversas o contrarias a todas estas a las que estamos alabando, y son las que queremos resaltar, veríamos los rasgos indiscutibles de un comportamiento que verdaderamente despreciamos en esta vida.

La amargura, la hostilidad, el desprecio y la arrogancia, entre otras, son sin lugar a dudas aquellas actitudes, que Dios desprecia y que realmente nunca quiso que fueran parte de su plan original.

Mas sin embargo, nosotros que reconocemos la palabra de Dios como ley suprema, y la que establece las pautas a seguir, sabemos de qué debido a nuestro pecado original, muchos de los placeres con los que Dios nos proveyó para nuestro disfrute, por un uso inapropiado, o en un acto de desobediencia, degeneraron en desgracia y dolor.

Honestamente hay tanta información documentada, de que aquellos que son más afables y cordiales, riendo y gozando, de todo lo disfrutable, bajo el marco de lo prudente y decente, viven más y mejor.

En teología, hay una expresión que se conoce como la gracia común de Dios, y es aquella gracia con la cual Dios cubre toda su creación, favoreciendo a todos, de tantas cosas, sin merecerlo.

Yo no quiero, de ninguna forma, altercar con aquellos hombres, que verdaderamente han sido capacitados, y han estudiado arduamente, con disciplina y dedicación la palabra de Dios.

Pero yo defino la gracia común de Dios, como la maravillosa aura de amor, bondad, misericordia y compasión, que brota del manantial inagotable de la increíble persona del Dios todo poderoso, la cual en una forma inaudita e inmerecida, el transpira, para el bien de todas sus criaturas.

Cómo lo dice en su palabra, “Dios hace salir su sol sobre justos e injustos, y hace llover sobre buenos y malos indiscriminadamente.

Mencionó esto por qué fuera de la filosofía particular, ideología o convicción, que alguien posea, todos los seres humanos experimentan algún grado de felicidad y de placer, en muchas áreas de nuestras vidas, y a lo largo de toda nuestra existencia, claro, muy frágil, endeble, inconsistente y fugaz.

Por consiguiente, cualquier cosa puede destruir “esa felicidad”, en cualquier momento.

En la palabra de Dios, se nos enseña, que aquellos que confían en él, experimentarán una paz que sobrepasa todo entendimiento, la cual el mundo no da, ni entiende.

Y el como un padre bueno, nos regala, por medio del sacrificio perfecto de su hijo, el glorioso, bendito y maravilloso Señor Jesús un paquetazo de bendiciones, en la cual nos regala, un ramillete de virtudes, que es lo que se conoce, como el fruto del espíritu.

Honestamente si analizamos con detención lo que este ramillete de virtudes es, entenderíamos que es el mayor regalo dado a los hombres, el incomparable fruto del espíritu!, y esto significa que cada una de esas virtudes son la clave, para experimentar la verdadera alegría y felicidad.

Y aquellos que hemos experimentado, en algún grado, esa gracia, esa paz, ese amor, ese gozo, que no tiene nada que ver con posesiones materiales o circunstancias de abundancia, a la cual tantas personas le otorgan la facultad de la felicidad.

Si no más bien al hecho de saber que, no importa lo que esté sucediendo, Dios está en control! Estoy convencido de que hay un estigma tan erróneo, referente a la persona del Dios todopoderoso y maravilloso que nos creó y nos sustenta con la palabra de su poder, por su amor y misericordia, que al pensar en la santidad que lo constituye y distingue, por alguna extraña razón, lo asociamos con una seriedad, tan severa e irreal, que no nos permite imaginar a ese Dios santo y todopoderoso, el ser más alegre, feliz y placido, de todo el universo.

Pero quieran creerlo o no, es así, ese Dios maravilloso, el Dios trino, es el ser más alegre, feliz y plácido de todo el universo, que no necesita de nada, ni de nadie, sino más bien nos hace copartícipes de su amor y nos permite disfrutar de todos sus atributos, dándonos el gran privilegio de ser co-herederos con su hijo de todo lo creado y más, dándonos su felicidad y amor, simplemente por llenarnos de su bendición!

Sin lugar a dudas, debemos de reconocer, que apenas estamos rasgando la superficie, del inmenso y profundo océano, que se representa en la persona y gran sabiduría, de nuestro maravilloso Dios.

Es mi oración a mi señor, que nos permita entender su palabra y nos capacite para llevarla a cabo, porque realmente, ahí se encuentra encerrado, el secreto de la verdadera felicidad!

Dios los bendiga!

Por Angelo Contreras